Más
argumentos para el debate
Argumentos surgió como una declaración colectiva para
proponer nuevas formas de desarrollar el debate público. Es necesario y
conveniente que los más diversos sectores sociales y políticos realicen
propuestas y críticas a las políticas de los gobiernos. Pero también es
importante, si queremos construir una sociedad más justa, que las denuncias o
las contribuciones partan del reconocimiento de los cambios profundos en la
sociedad argentina, en las políticas públicas y en la legislación vividos en
estos últimos años. Las pinturas en blanco y negro raras veces son las más apropiadas
para dar cuenta del accionar de un gobierno. Los gobiernos pueden tomar medidas
que sectores de la oposición consideren apropiadas. Cuando los matices
reemplazan el blanco/negro, la crítica comienza a distinguir aquello que
contribuye a una mayor igualdad y aquello que la dificulta.
La teoría
social nos ha enseñado que el poder real no siempre está en manos de los
gobiernos y nunca un gobierno concentra todo el poder. No reconocer las
tensiones entre gobiernos electos y poderes corporativos en la realidad
latinoamericana actual plantea serios riesgos políticos. No se verifica el
discurso único que denuncia Plataforma. Al contrario, los Estados son territorios
surcados por ambivalencias, contradicciones y conflictos políticos. Muchas de
esas tensiones atraviesan también a las organizaciones sociales.
Desconocer
la extensa lista de los aspectos positivos de los cambios sociales y culturales
argentinos de los últimos años impide comprender los sentidos que tienen las
políticas públicas para los sectores populares. Plantea el riesgo de hacer
política fuera de contexto. El contexto incluye a las políticas, sus efectos
reales, las adhesiones y los sentimientos políticos. Hay dos formas clásicas en
que la izquierda ha hablado fuera de contexto: una, queriendo que este país
funcione como (cada quien creía que) funcionaban otros; dos, tomando cualquier
hecho real y afirmando que esa parte es el todo: un gobernador es la Presidenta.
Ante el
contundente triunfo electoral del gobierno en 2011 se nos pregunta si acaso los
pueblos nunca se equivocan. Todos los seres humanos podemos equivocarnos. Nadie
se “equivoca” fuera de las opciones reales ni fuera de las lógicas culturales. Pero,
además, esta pregunta supone de manera oculta que los intelectuales y la
izquierda nunca se equivocarían. En la historia argentina los intelectuales y
la izquierda han realizado significativas contribuciones, pero también han
cometido grandes errores. Todos los que hemos participado en estos movimientos
sabemos cuántas veces desde las izquierdas nos hemos equivocado. Y vemos las
persistentes dificultades para comprender a los peronismos. Esto obliga a una
reflexión crítica. Nada prohíbe que uno sea objeto de su propio pensamiento
crítico.
Trabajar
para una sociedad más igualitaria en la Argentina requiere reconocer los sentidos del
peronismo y del kirchnerismo para los sectores populares. Una perspectiva
crítica debe comprender esos significados y, a la vez, rechazar los chantajes
de ciertos dirigentes que afirman que toda crítica al Partido Justicialista, al
sindicalismo empresario, no olvidar qué fueron la Triple A y el menemismo
sería gorila. Por otra parte, tampoco resulta aceptable realizar esas críticas
como si otras tradiciones políticas, incluidas aquellas de “izquierda”,
estuvieran exentas de articulaciones con poderes diversos, de clientelismo, de
prácticas gubernamentales o sindicales nefastas. Desde una perspectiva purista
no hay “ismo” que esté a salvo de esos problemas.
Es
necesario alentar estos debates desde valores ideológicos
fuertes que atraviesan diferentes tradiciones políticas. Salir de la lógica de la identidad que sólo se pregunta si
somos nosotros los que hicimos una propuesta política. Si son los buenos, se
apoya; si son los malos, se rechaza. Hay otra manera: analizar el contenido de
la propuesta; si contribuye a una sociedad más igualitaria, la apoyamos; si no
lo hace, debatimos y la rechazamos. Si alguien que razona en función de la
identidad (o sea, alguien que rechaza o apoya todo lo que proponga el gobierno)
pasa a pensar a partir del contenido, se dará cuenta de que las identidades son
bastante complejas.
Esto
parece muy obvio. Pero lo que resulta muy evidente es que el debate político en
la Argentina
no se desarrollado ahora de este modo. El pensamiento y la acción
política desde posiciones cerradas del tipo amigo-enemigo, blanco y negro,
existen tanto en la derecha como en la izquierda. Un pensamiento crítico con
matices, una crítica a la dicotomización no implica ignorar, sino todo lo
contrario, que una mayor igualdad supone procesos necesariamente conflictivos.
No se afectan intereses económicos, ideológicos o religiosos con sueños de
armonía. Autonomía para decir
lo que uno cree en cada contexto no es neutralidad ante las tensiones de nuestra vida social y política.
Pero una cosa es construir
fronteras situacionales, como sucedió con la ley de matrimonio igualitario y la Asignación Universal ,
y otra muy distinta es anclar esa tensión en identidades dicotómicas que
trascienden las situaciones concretas.
Puede percibirse un cierto agotamiento muy promisorio de la
sociedad argentina frente a las dicotomizaciones trascendentes. Si bien muchos
comentaristas políticos sostienen que la oposición se equivoca porque no se
une, es posible plantear que el error de la oposición es justamente no haber
comprendido que la sociedad ya manifestó su cansancio con la
forma-dicotomización, un agotamiento del “anti”. A la vez, revisando los
últimos años, podría argumentarse que el gobierno ha desarrollado diferentes
estrategias en distintos momentos, pero que justamente en la actualidad su
discurso y sus políticas apuntan a dificultar, más que facilitar, la emergencia
de identidades dicotómicas, como “el campo”.
Esto implica una invitación a cambiar la lógica
del debate en algunos espacios actuales en la Argentina. “Argumentos”
es una declaración colectiva, cuyas coincidencias se encuentran en www.argumentos12.blogspot.com.
Quienes tuvimos la iniciativa queremos contribuir a enriquecer los debates para
una mayor igualdad y continuaremos trabajando por un disenso no sólo
respetuoso, sino también productivo. Un debate público franco y claro también
puede aportar a construir una sociedad más justa, libre e igualitaria.
Alejandro
Grimson
Publicado en Página 12, 15 de enero de 2012
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